viernes, 13 de diciembre de 2013

Ensayo personal sobre las competencias

Introducción.
En un mundo nuevo, donde las tecnologías de la información han tomado por asalto a este nuevo mundo, que se encuentra conectado permanentemente al internet, donde el acceso a la información está a unos cuantos teclazos, donde tampoco hay una regulación de los contenidos que cualquier persona puede ver, es cuando el profesor debe de aprovechar todas estas nuevas herramientas para tener un gran desempeño con los estudiantes, así como de ser el guía intelectual y social para el acceso a los contenidos que son inapropiados, asegurando el buen desarrollo y evolución de la mente de los pequeños durante la transición a la edad adulta, inculcando firmes valores de moralidad y respeto. Se desarrollarán ideas sobre la aplicación de estos nuevos conceptos en la práctica docente.

En el presente ensayo, hablaré de la Reforma Integral en la Educación Básica, como un reto para transformar nuestra práctica docente a través de competencias, teniendo como objetivo una búsqueda de cambio y mejora en la educación, en la que el docente es el autor principal, haciendo estas reflexiones. ¿De qué manera puedo mejorar mi práctica docente? ¿Cómo debo de trabajar con mis alumnos? Porque la sociedad actual no es la misma que la que nuestros padres vivieron, así como los problemas educativos que se presentan dia a dia que han ido cambiando conforme al paso del tiempo, también, existen nuevas maneras y propuestas para ofrecer una educación de alta calidad.

La evaluación de los alumnos es lo que permite al profesor medir el aprovechamiento de ellos, así como el rendimiento personal para poder continuar con el plan de estudios o realizar alguna modificación para que los niños continúen aprendiendo de manera satisfactoria. Más adelante se especifican los detalles de su aplicación.












Desarrollo.
La Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB). ¿En qué consiste?

Esta es una de las demandas de un mundo tan cambiante tanto tecnológica, política y socialmente, donde la RIEB es un modelo educativo basado en competencias, que contribuyen al logro completo de educación básica del que egresará el alumno; están implicadas habilidades, destrezas y actitudes que deberán desarrollarse en todas las asignaturas, procurando proporcionar oportunidades y experiencias de aprendizaje significativas para todos los alumnos, para lo cual, los docentes debemos clarificar qué ámbitos del término competencias es el que se debe de implementar en las aulas así como el orden en el que serán aplicados; al mismo tiempo, se deben de desarrollar las competencias docentes y profesionales, debemos enseñar estas mismas competencias a nuestros alumnos (competencias académicas), lo que implica un gran reto que sobrepasa nuestro perfil de egreso como maestros normalistas, sin embargo, nos caracterizamos por nuestro deseo humanista y comprometido a las necesidades que exige nuestro presente.

El papel de la evaluación es orientar, estimular, proporcionar información y herramientas para que los estudiantes progresen en su aprendizaje, ésta se logra cuando los estudiantes saben en qué consisten las metas del mismo, cuando en forma anticipada conocen las conductas que les serán evaluadas, cuando reciben retroalimentación para que mejoren su desempeño a partir del trabajo realizado, cuando los criterios de evaluación reflejan los objetivos, contenidos curriculares o competencias propuestas; para cada criterio, son elaboradas descripciones de niveles de logro, constituyendo un camino continuo de calidad, desde el desempeño básico, a uno de excelencia; cuando las tareas propuestas a los estudiantes les permiten demostrar el aprendizaje de distintas maneras, es cuando se acepta con responsabilidad, que la evaluación de los aprendizajes depende del juicio profesional de los docentes y, que no podremos avanzar en la consecución de un programa de estudio, si los educandos no muestran evidencias del aprovechamiento del conocimiento impartido.




La evaluación no debe verse como una acción calificadora o descalificadora y terminal por parte del docente, sino como una práctica que va a guiar su enseñanza, en función de la información obtenida sobre el conocimiento que poseen los estudiantes, así como lo que pueden seguir adquiriendo.





Aplicación de los conceptos.
Para esto, el docente debe:

1.- Conocer las características del estudiante, entre ellas, los ritmos y estilos con que realiza su aprendizaje.
2.- Dar a conocer la planificación de lo que se va a trabajar en el aula durante el ciclo y cómo se hará.
3.- Analizar los problemas que surgen en la explicación y adquisición de los conocimientos.
4.- Valorar las actitudes, habilidades, destrezas y competencias del educando.
5.- Regular la actividad con el alumno, compartiendo las responsabilidades en el aula.
6.- Conocer los resultados de la metodología empleada y, en caso necesario, hacer los ajustes pertinentes.
7.- Ayudar a los dicentes para que hagan suyos los objetos de aprendizaje y los criterios de evaluación propuestos.
8.- Orientar al niño en cuanto al tipo de conductas, respuestas o formas de reacción que de él se esperan.
9.- Mantener informado al estudiante de su grado de avance y nivel de logro en el aprendizaje, evitando la reincidencia en los errores y su encadenamiento.
10.- Reforzar oportunamente las áreas de estudio en que el aprendizaje haya sido insuficiente así como la potenciación de las que son fácilmente dominadas.
11.- Asignar calificaciones justas y representativas del aprendizaje logrado por el alumno.
12.- Planear las subsiguientes experiencias de aprendizaje, atendiendo tanto la lógica de los temas, como a la coherencia del proceso.





Gimeno Sacristán menciona estos tipos de evaluación:

Evaluación diagnóstica: Se realiza antes del curso a impartir, para conocer las ideas previas de los alumnos (conocimientos y competencias) sobre los que se anclará el nuevo aprendizaje.

Evaluación sumativa: Es la que se efectúa al final de un ciclo abarcando largos períodos temporales, para comprobar si se han adquirido las competencias y saberes que permitan promover de curso al alumno, o acreditar conocimientos mediante certificaciones. Es el juicio final del proceso, con visión retrospectiva, observando el producto del aprendizaje.

Evaluación formativa: Se da dentro del proceso para obtener datos parciales sobre los conocimientos y competencias que se van adquiriendo, con esta información, se pueden planear acciones y decisiones pedagógicas (avanzar en el programa o retroceder, cambiar estrategias metodológicas, quitar, simplificar o agregar contenidos, etcétera).
Estos tres tipos de evaluación son necesarias, la primera debe de ser antes, la segunda en durante el curso y, la tercera, al final del proceso.

La evaluación de los niños es útil para los educadores y para los padres. Al inicio de los programas, esta evaluación permite conocer mejor al niño, saber cuáles son sus capacidades y limitaciones y en qué se le debe atender con especial cuidado. Durante la aplicación de los programas, la evaluación permite saber, entre otros aspectos, si el niño está logrando los objetivos planteados por las educadoras o si se requiere más ayuda de los padres. Por último, al finalizar los programas la evaluación nos dice si el niño ha conseguido un desarrollo adecuado o no, si ha superado sus limitaciones iniciales, cuáles son sus áreas más fuertes y en cuáles necesita más apoyo.

Con la modernidad, el ser humano se enfrenta a cambios radicales y comprende que ahora, más que en ningún otro tiempo, debe reflexionar sobre su situación como persona en  su desarrollo y edificar su camino. Es decir, necesita elaborar un proyecto de vida muy claro para alcanzar sus propias metas, aquello que anhela o espera ha de construir y, responder por ello. Para alcanzar las metas, la educación  traza un proyecto educativo a través de competencias.
La competencia: es un conjunto de conocimientos, valores, actitudes que una persona posee, que usa adecuadamente todos ellos en una tarea concreta. Ser competente, no es saber mucho, sino resolver un problema fácilmente en la vida cotidiana. Estas competencias no se logran en un tiempo definido, sino a lo largo de toda la vida.  
Philippe Perrenoud menciona diez competencias que son de gran importancia para la educación primaria, con el propósito de buscar un nuevo futuro en la educación, innovando la práctica docente.



Competencias según Philippe Perrenoud.
1.- Organizar y animar situaciones de aprendizaje.
2.- Manejar la progresión del aprendizaje.
3.- Diseñar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación.
4.- Involucrar a los alumnos en sus aprendizajes y su trabajo.
5.- Trabajar en equipos.
6.- Participar en la gestión escolar.
7.- Informar e involucrar a los padres de familia.
8.- Utilizar nuevas tecnologías.
9.- Enfrentarse a los deberes y dilemas éticos de la profesión.
10.- Manejar su propia formación continua.


Dado el contexto educativo nacional, hay varias posibilidades para enfrentar el mundo de las competencias, en primer lugar, podríamos estar en contra de manera frontal, otra, sería la de asumir pasiva e ignorantemente el mundo de las competencias, o bien, una tercera alternativa, (la mejor) integrarse de lleno a ellas y, desde la propia voluntad, proponer e impulsar aquellas competencias que consideramos necesarias para formar a personas críticas, comprometidas y que propongan alternativas y soluciones, tanto individuales como grupales a los diversos problemas a los que se enfrenta la sociedad día a día.







Conclusión.
En pleno siglo XXI con el desarrollo e implementación de la ciencia y la tecnología en la vida cotidiana de las personas, es cuando el docente debe de aprovechar todas estas oportunidades para ser coadyuvante en la evolución de la mente y del conocimiento en los alumnos, ya que impartir clases con elementos innovadores multimedia o presentaciones interactivas, facilitan que el educando tenga un alto porcentaje en el aprovechamiento de las sesiones impartidas, así como el fomento al interés del estudiante por continuar en la búsqueda del conocimiento. Es necesario promover una cultura de pensamiento proactivo, es decir, que el propio educando se interese en buscar conocimientos por su cuenta, aunque el profesor siempre debe de ser una guía en este delicado proceso, que debe de ser incluyente a la familia completa, ya que es tarea de padres de familia y hermanos el fomentar hábitos de estudio. Con la aplicación del desarrollo del método por competencias y aplicación de nuevas formas para la enseñanza, se facilita un proceso amplio de aprendizaje con calidad continua y firmes valores, respetando siempre la individualidad de cada estudiante, así como su derecho a la expresión y libre pensamiento.


Joana Moraila Canales.
Maestría en Educación Básica.

Bibliografía.
Perrenoud, Philippe. Construir competencias desde la escuela. Editorial JC Sáenz, 1997. Francia.
Secretaría de Educación Pública (SEP). Reforma Integral de la Educación Básica. Acciones para la articulación curricular 2007-2012. México, 2008.
Gimeno Sacristán J. et.al “Educar por competencias ¿qué hay de nuevo?”, pp.  206 – 232

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